-El peor fue el tercero. Fue un sueño muy violento. Se me han borrado muchos detalles, pero hay cosas que aún puedo recordar: estaba otra vez en Filadelfia, en la entrada del museo. Era una mañana oscura. No sé qué estaba haciendo, ya que el sueño había empezado hacía rato. Estaba ocupada, rodeada de gente, cuando vino alguien. Me había estado buscando para decirme que habían encontrado muerto a Peer. Estaba partido en dos, en su casa. Había sido un suicidio. Me extrañó que un suicidio pudiera ser tan violento. Miré mi teléfono y vi que tenía una llamada perdida de Peer. Me sentí muy mal, como si lo hubiera abandonado. Cuando intenté saber más sobre el suicidio, el sueño cambió. En esa segunda parte veo una casa parecida a la que tuve de estudiante, fría y destartalada, en la calle del tranvía. Veo la calle desde arriba, como si fuera una casa de muñecas sin techo. He olvidado gran parte de lo que pasa, pero sí sé que Peer está allí. Se ha transformado en una mujer bastante gorda. Callada, seria, que sufre abusos. Hay dos hombres en la habitación, uno la agarra mientras el otro la viola, ambos la violan, sin que se queje. Son los que la matan. Lo peor es que ella los conoce, es un abuso que se repite a menudo, sin dejar de ser brutal cada vez. También sé que yo soy uno de esos hombres. Cuando me desperté de madrugada, o cuando el sueño me despertó, estaba intentando cubrir las huellas del abuso. Estaba sentada en un escritorio de madera manipulando una serie de fotografías de la mujer, en la que aparece muy seria. Seis fotografías cuadradas de fotomatón, en dos filas apaisadas. Estaba literalmente maquillando las imágenes, intentando que sonriera. Modelaba su carne, como si fuera arcilla, con mi cuchilla roja. Cambié el color, alargué los músculos. De algún modo las fotografías estaban conectadas al monitor de la sala. Lo que retocaba en la fotografía se corregía en el monitor. Y lo mejor es que inmediatamente se corregía en el sueño. En la parte que ya había soñado. Era como si toda la noche estuviera grabada en vídeo y yo pudiera editar el pasado. Cuando me desperté estaba terminando con prisas una imagen, para pasar a la siguiente. Ahora que cuento este sueño en voz alta, siento que ha perdido toda la urgencia y todas las promesas que tenía de madrugada. Pero entonces, cuando me desperté temblando, me asombró que hubiera encontrado una forma de extirpar la brutalidad de los sueños. Espero no haberte inquietado. Pero si te lo cuento es porque en este sueño me visitó una obsesión lejana, el suicidio.




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Será de piedra by Ángela Sánchez de Vera is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported License.